“He luchado por los más vulnerables toda mi vida, mucho antes de convertirme en abogada. Yo era esa niña en el patio de recreo que defendía al niño del que se burlaban. Soy la persona en la fila de la cafetería que habla para defender al cajero siendo maltratado por otro cliente sin motivo alguno. En la caja de la tienda de comestibles, soy quien defiende a la clienta de la que se habla mal simplemente porque tiene acento. Lucho por aquellos que otros tratan de humillar.

Y lucharé por usted. Ser abogada no es un trabajo para mí, es una forma de corregir errores y defender a los vulnerables. Es una pasión, es un llamado. Es mi misión en la vida estar allí para los más débiles. Luchar agresivamente contra los más poderosos, al mismo tiempo que soy una consejera compasiva para guiar a mis clientes a través de una experiencia que puede ser aterradora y dolorosa, especialmente sin un abogado que se preocupe profundamente.

Si tenemos el privilegio de representarlo, sepa que mi equipo y yo haremos mucho más que llenar papeles. Estaremos al frente de su caso, defendiendo sus derechos sin rendirnos. Vamos a mantenerlo informado para que sepa qué sucede y qué esperar. Nunca va a sentirse solo, lo acompañaremos en todo momento. Haremos que el proceso sea lo más fácil y rápido posible, mientras luchamos para que reciba todo lo que la ley permite, para así reconstruir su vida y tener un mejor futuro. Y no vamos a permitir que nadie lo trate con injusticia."“